Publicado 3 de julio de 2024 en Prácticas Agrícolas por VeryAgro
Los olivos han sido utilizados por la humanidad durante miles de años y hoy en día se dedican miles de hectáreas a este cultivo a escala mundial. Uno de los principales remedios orgánicos que se ha estudiado y ha demostrado su eficacia para controlar muchas enfermedades en los olivos es el uso del cobre. El cobre es un elemento esencial para la vida vegetal y sirve de catalizador en las reacciones bioquímicas. Es tóxico para varios hongos, bacterias y virus, y puede sustituirse por otros metales, como el hierro, el zinc y el manganeso.
Los olivos se consideran una mutación baja en cobre en un clima de tipo mediterráneo y muchos olivares se gestionan con suficiente cobre para una producción óptima. El cobre es un nutriente común en las hojas del olivo, y con suficientes aportes anuales al suelo, la retención de cobre es clave, al igual que satisfacer las necesidades nutritivas de la hoja para las distintas fases de crecimiento. Si no se mantienen unos niveles adecuados de cobre, la retención de nutrientes puede empezar a disminuir, lo que podría reducir el crecimiento y la producción.
Además de una nutrición adecuada, el cobre, entre otras cosas, interviene en la inhibición de la pared celular de los patógenos, la regulación del metabolismo y, por supuesto, la reducción de las infecciones. Cuando los patógenos se infiltran en un olivo, pueden provocar una disminución del rendimiento, un retraso del crecimiento y, a veces, la muerte del árbol. Los estudios han demostrado que el cobre es eficaz para reducir el número de patógenos que pueden causar estos síntomas.
Existen varias formas de cobre disponibles para su uso en olivares, siendo las más comunes el sulfato de cobre y el hidróxido de cobre. El sulfato de cobre es la fuente tradicional para la suplementación foliar y del suelo, y se utiliza sobre todo para aumentar el rendimiento, mejorar el color del fruto y el crecimiento de la tripulación. El hidróxido de cobre, por su parte, tiene una fitotoxicidad menor y suele utilizarse para el control de enfermedades en la producción ecológica.
Independientemente de la fuente de cobre, deben seguirse las dosis recomendadas para evitar la fitotoxicidad y la lixiviación. Para la aplicación foliar en general, la dosis recomendada es de 1 – 2 galones por acre. La dosis recomendada para la suplementación del suelo es de 20 a 40 libras de cobre por acre. Por lo tanto, se prefieren las aplicaciones puntuales de cobre para evitar la sobredosificación.
El cobre es un elemento esencial para la salud, el crecimiento y la producción del olivo. Los estudios han demostrado que la aplicación de cobre puede contribuir a reducir el número de patógenos, lo que puede ayudar a controlar las enfermedades y mejorar el rendimiento. Para ello, es importante seguir las recomendaciones correctas y utilizar la cantidad y el tipo de cobre adecuados para evitar cualquier fitotoxicidad. Con esta práctica agrícola industrializada, los agricultores pueden tener la tranquilidad de que están dando a sus olivos la mejor oportunidad de crecer y prosperar.